martes, 1 de abril de 2008

...y quizá Confucio se ponga unas albarcas.

[...] El poder de seducción del mandarín también causa estragos en Europa, donde los centros de enseñanza de chino y el número de alumnos proliferan como champiñones desde hace años. En países como Francia hay centros de enseñanza secundaria que ofrecen clases de chino como idioma opcional.
En España, sin embargo, la fiebre del mandarín es un fenómeno muy reciente. Tatiana Fisac, directora de estudios de Asia Oriental de la Universidad Autónoma de Madrid, explica que el principal problema en España es la falta de profesores formados; que la mayoría son simples aficionados que enseñan la lengua de manera más compleja de lo que ya es.
Es cierto que Pekín envía profesores a las escuelas de medio mundo en su empeño por expandir su cultura. Pero también es cierto que simplemente no dan abasto. "El problema es que cada vez que un político chino viaja por el mundo, por ejemplo a América Latina, vuelve con una demanda de cientos de profesores debajo del brazo", dice Fisac.
En el caso español, junto a la motivación económica, destaca el interés de los padres que adoptan menores en China, ya que España es el segundo país del mundo -por detrás de Estados Unidos- en número de adopciones procedentes del país asiático. Fisac asegura que a pesar de la precariedad del profesorado, el aumento del número de españoles interesados en aprender este idioma en los últimos años "ha sido tremendo".
Como ejemplo, cuenta que mientras que hace 10 años apenas tenía 10 alumnos en la clase de chino, hoy son 50. "Y no tengo más simplemente porque las plazas son limitadas", dice esta profesora de la Autónoma de Madrid, la universidad pionera en España en la puesta en funcionamiento de un Instituto Confucio. A éste le han seguido en los últimos dos años las aperturas de los de Granada y Valencia, cuyo alumnado aumenta año tras año de forma vertiginosa, en esta última comunidad debido en gran parte a la pujanza de los negocios del sector azulejero con el gigante chino. El interés español por el nuevo idioma ha motivado que cuatro comunidades autónomas de la mitad norte -Castilla y León, Galicia, Asturias y CANTABRIA- se disputen convertirse en la sede del que sería cuarto Instituto Confucio en territorio nacional. Los políticos locales no hacen sino apoyar las iniciativas empresariales en este sentido.
En conjunto, cerca de 5.000 españoles están ahora aprendiendo el mandarín, cinco veces más que a comienzos de la década, según fuentes de la Embajada. Los estudiantes españoles se rifan además las becas de intercambio que ofrece, por ejemplo, el Instituto de Crédito Oficial (ICO) y que les permiten completar sus estudios en China. [...]

El País, 27/03/08

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