lunes, 26 de noviembre de 2007

Los libros son...

Los libros son el espejo del alma, sólo se ve en ellos lo que llevamos dentro.

"La sombra del viento" Carlos Ruiz Zafón

¿Que por qué leo? Pues por esto

Dedicado a ese 10% de las encuestas, a los que tenemos el vicio:

"...Pero uno no lee para aprender, ni para saber más, ni para escaparse. Uno lee porque la lectura es un vicio perfectamente compatible con la escasez de medios, con la falta de esa audacia que otros vicios requieren y, más importante todavía, con la absoluta pereza."

Antonio MUÑOZ MOLINA

Ser profesor hoy


Deseo plantear algunas razones por las que merece la pena ser profesor hoy:

Porque es una tarea imprescindible: enunciamos problemas sangrantes de todo tipo. Buscamos soluciones en mil sitios. Y olvidamos frecuentemente la educación como medio supremo. Hacen falta, pues, profesionales capaces de ayudar a las personas a crecer, de enseñarles a convivir, de abrirles el camino del bien y de la verdad. Porque es una tarea difícil (y arriesgada): consiste en trabajar con materiales complejísimos (concepciones, conocimientos, sentimientos, emociones, valores, ideas, creencias, expectativas ... ). Es difícil también porque cada persona es un mundo diferente. Y porque hoy aparecen en la cultura invitaciones potentes a recorrer caminos equivocados. La dificultad se puede vivir como castigo o como reto.


Porque es una tarea enriquecedora para quien la recibe y para quien la realiza. No hablo de dinero (aunque no se debe olvidar esta faceta). Si se pretendiese incentivar la profesión docente sólo con dinero, ¿acudirían a ella los más avaros en lugar de los más generosos? Trabajar con seres humanos encierra una posibilidad enorme de desarrollo personal y social.


Porque es una tarea gratificante: se insiste en los problemas de la profesión, en sus facetas amargas. Se habla menos de sus dimensiones gratificantes, de sus estímulos, incomparables a los que brinda cualquier otra profesión. ¿qué hay semejante a ese alumbramiento en el saber, en la honestidad y en la convivencia que la tarea de educar? ¿qué hay comparable al hecho de ayudar a que las personas sean más inteligentes, más bondadosas, más felices?


Porque es una tarea histórica: los profesores constituyen eslabones silenciosos en la cadena que conduce a la humanidad hacia el progreso y la mejora. ¿Qué hubiera sido del mundo y de la historia sin los maestros? Quienes tienen conocimiento tratan de utilizarlo en su beneficio (y de esconderlo a los competidores). Sin embargo, los profesores forman un grupo humano que tiene por oficio compartir todo lo que saben.



Comparto el hilo argumental de Manuel Rivas en un artículo titulado Amor y odio en las aulas: «La escuela se ha vuelto más conflictiva porque cada vez alberga más tiempo de vida, más complejidad. Es el espacio de la familia y de la relación comunitaria lo que se ha achicado. Para muchos adolescentes, la amistad, y también el odio, tiene por principal y casi única vía la puerta del colegio o del instituto. La conflictividad no es tanto un rechazo como un SOS».



Decía hace unos meses el filósofo Emilio Lledó: «Enseñar es una forma de ganarse la vida pero, sobre todo, es una forma de ganar la vida de los otros». No se gana la vida de los otros metiendo en su cabeza datos y conocimientos inertes sino en soñándoles a pensar y a convivir.« Un excelente maestro es aquel que, enseñando poco, hace nacer en el alumno un deseo grande de aprender», dice Arturo Graf.


Esta es una tarea que, arrastrada como un castigo, resulta insoportable y que, vivida con entusiasmo, resulta apasionante. Para vivirla con entusiasmo hay que tener sobre ella un conocimiento especializado. Hay que amarla. Los alumnos tienen un radar que les permite saber qué profesores se preocupan de verdad por ellos. El título de un reciente libro noruego dice que los alumnos aprenden de aquellos profesores a los que aman.



Miguel A. Santos.