jueves, 22 de noviembre de 2007

Fe(le)nómenos

La lengua (extranjera) de las mariposas


Lo mejor que me han deparado estos años de trabajo, aparte los ratos de descanso, de no hacer nada, es la satisfacción del propio trabajo en el momento de estar realizándolo. No lo que llamamos el éxito, -que aunque con la contribución del azar y la suma de una serie de casualidades se alcance de vez en cuando, si indudablemente produce alegría, es una alegría muy corta, pasajera, que se olvida fácilemente-, sino el lado misterioso mágico que tiene nuestro oficio, que cuando se alcanza, al sentirse invadido por otra persona que no existe produce un raro pero indudable placer. También pondría en la parte de los bueno la estima -que de manera tan clara percibía- de mis compañeros; y las amistades, los conocimientos, los amores. Y muy especialmente quisiera señalar la inmensa fortuna de haber podido vivir estos cincuenta años de esa manera tan especial de vivir que tenemos los cómicos.

Fernando Fernán-Gómez, El tiempo amarillo.


Profesores de ELE, no somos actores cómicos, pero debemos actuar con alegría nuestros conocimientos para hacerlos comunes. No tendremos éxito y fama pero nuestro oficio tiene ese lado misterioso de saber enseñar, de motivar la vida ajena. La estima es nuestra fuerza y el cariño de los otros y saber que el trabajo bien hecho tiene el sabor dulce de la satisfacción. Y muy especialmente, tenemos la fortuna de poder seguir viviendo con esa forma especial de vivir que tenemos los profesores.


Aún nos queda mucho camino como para desfallecer. Ánimo, gente.