martes, 13 de noviembre de 2007

Con el mayor de los optimismos.

El Gobierno de Cantabria y el Estado firmarán el próximo mes el protocolo de financiación del proyecto de centro de estudios del español 'Campus Comillas', con el que se "garantiza" la financiación de este centro de estudios para los próximos diez años. Así lo anunció en rueda de prensa el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, al término de su reunión en el Palacio de La Moncloa con el presidente del Gobierno de la nación, José Luis Rodríguez Zapatero.Miguel Ángel Revilla señaló que esta actuación, con las obras en marcha, "entusiasma de la misma manera al presidente de España que al de Cantabria", y recordó que es un proyecto de universidad "para España", que consideró "un tema ventilado". Además, informó de la próxima incorporación de un cuarto miembro al Patronato de la Fundación.Por su parte, la ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado, que actuó como portavoz del Gobierno, destacó que el compromiso de financiación es "a largo plazo" y se ha materializado también con aportaciones del Estado en los Presupuestos Generales, por lo que aseguró que el futuro del Campus Comillas se puede mirar "con el mayor de los optimismos".

oda al profesor de español

Señor, Mister, Monsieur:

¡Bienvenidos al master de “to be proffeseur”!

Uniremos las lenguas para formar una clase,

y el único que sabrá español, será el servidor.


Intentaré enseñarles mi idioma,

no se rían que esto no es una broma…

Si han venido a aprender,

siéntese ahí que es lo que les enseñaré…


Si lo que quiere el italiano es echarse una novia española,

empezaremos por el “hola”.

Si lo que quiere el francés es tomarse un café,

enséñele primero que aquí se toma de pié.

Si lo que le apetece es vivir en Barcelona,

deberá aprender que está cerca de Tarragona,

y si lo que le apetece es solo aprender,

prepárese que nuestro subjuntivo es más complicado que su “passé composé”…


Tengan ustedes paciencia,

que profesores de español llegarán a ser,

por lo menos en este Master aprenderán lo que no se debe hacer…

-Cris -

Cuento de Cortazar: "Continuidad de los parques"


Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestion de aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirian color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.


Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subio los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oidos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano. la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.

Enseñar quiere decir mostrar....

"Me preocupa que tengan siempre presente que enseñar quiere decir mostrar. Mostrar no es adoctrinar, es dar información pero dando también, enseñando también, el método para entender, analizar, razonar y cuestionar esa información. Si alguno de ustedes es un deficiente mental y cree en verdades reveladas, en dogmas religiosos o en doctrinas políticas sería saludable que se dedicara a predicar en un templo o desde una tribuna. Si por desgracia siguen en esto, traten de dejar las supersticiones en el pasillo, antes de entrar al aula. No obliguen a sus alumnos a estudiar de memoria, eso no sirve. Lo que se impone por la fuerza es rechazado y en poco tiempo se olvida. Ningún chico será mejor persona por saber de memoria el año en que nació Cervantes. Pónganse como meta enseñarles a pensar, que duden, que se hagan preguntas. No los valoren por sus respuestas. Las respuestas no son la verdad, buscan una verdad que siempre será relativa. Las mejores preguntas son las que se vienen repitiendo desde los filósofos griegos. Muchas son ya lugares comunes, pero no pierden vigencia: qué, cómo, dónde, cuándo, por qué. Si en esto admitimos, también, eso de que 'la meta es el camino', como respuesta no nos sirve. Describe la tragedia de la vida, pero no la explica. Hay una misión o un mandato que quiero que cumplan. Es una misión que nadie les ha encomendado, pero que yo espero que ustedes, como maestros, se la impongan a sí mismos: despierten en sus alumnos el dolor de la lucidez. Sin límites. Sin piedad".

del guión de Lugares Comunes (de A.Aristarain)

Novelas Forgianas